El Trastorno del Espectro del Autismo o TEA es una condición neurológica y de desarrollo que aparece en la niñez y que afecta al comportamiento e interacción de la persona.
Se habla de espectro porque las manifestaciones de este trastorno entre los casos diagnosticados varían bastante, así como las habilidades intelectuales de cada uno.
Sin embargo, tanto los niños como los adultos con TEA, presentan ciertas características comunes que son las que definen el trastorno. En general, sus habilidades de interacción con los demás son diferentes de las habituales.
¿De qué se caracterizan las personas con TEA?
– Aislamiento social importante o poco interés en relacionarse con los demás, aunque también pueden intentar relacionarse de manera diferente y sin tener en cuenta las reacciones de la otra persona.
En esta escena de los famosos dibujos infantiles llamados “Caillou”, muestra un ejemplo de cómo Andy, un niño con TEA, se relaciona. Haz click en el enlace para verlo.
Vídeo sobre Andy, niño con TEA
– Dificultades en las habilidades de comunicación verbal y no verbal, que pueden ir desde no emplear lenguaje, hasta tener habilidades lingüísticas fluidas pero no saber utilizarlas de manera funcional.
– La capacidad para imaginar y entender las emociones de los demás está deteriorada, lo que dificulta también la manera de desenvolverse socialmente.
– Presentan un repertorio limitado de intereses y conductas, siendo complicado introducir nuevas actividades y cambio de rutinas y en el entorno sin anticipación previa.
– Con frecuencia, realizan comportamientos de forma repetitiva.
¿Cómo puede diagnosticarse el TEA?
En lo que al diagnóstico se refiere, se entiende que hay un solo Trastorno del Espectro del Autismo, el cual está enmarcado en los Trastornos del Neurodesarrollo. Éste abarca los diferentes trastornos que se consideraban dentro de los Trastornos Generalizados del Desarrollo en versiones previas del CIE-11 y DSM-5 (ambos manuales diagnósticos).
Por tanto, la finalidad del diagnóstico no es otra que ofrecer los recursos más adecuados y ajustados a cada persona, trabajando de esta manera para alcanzar el máximo potencial de cada uno. Por tanto, lo más importante es ayudar a la persona y no tanto la etiqueta. Además, la importancia de un diagnóstico a tiempo permite una educación acorde a sus necesidades y a un buen desarrollo.
Tomando la referencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la última revisión de su clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), se pueden encontrar especificados los criterios diagnósticos del TEA. Además, en el manual diagnóstico DSM-5, pueden encontrarse los criterios según la American Psychological Association (APA).
¿Cómo puede ayudarte la Psicología con este trastorno?
En primer lugar, una de las cosas más importantes para un tratamiento eficaz del TEA, es la obtención de un diagnóstico precoz para su abordaje desde la atención temprana. Para ello, estas primeras evaluaciones suelen ser llevadas a cabo por psicólogos y neuropsicólogos, consistentes en pruebas de habilidades cognitivas, habilidades de lenguaje, análisis de conducta, entrevistas con los padres, profesores y adultos implicados… Se recomienda también hacer pruebas médicas para descartar otras posibles patologías.
Siguiendo esto, una vez obtenido un diagnóstico correcto y eficaz con las pruebas necesarias, se daría paso al tratamiento e intervención. Cuanto antes se comienza el trabajo, antes se comienzan a ver resultados. ¿Significa esto que mi hijo o persona que lo tiene va a “curarse”? NO ES UNA ENFERMEDAD, por lo que no hay nada que curar. Es un trastorno que afecta a muchos niveles y uno de ellos es el neurológico, por lo que cuanto antes se comience con el tratamiento, más capacidad de cambio puede haber. Esto se debe a una mayor neuroplasticidad cerebral, favoreciendo así el desarrollo de los peques y haciendo que su vida sea lo más funcional posible.
Estereotipias y manierismos en el TEA - Ana Serrano Autismo
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