Sexualidad femenina: cómo conocer tus necesidades

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El sexo es uno de los grandes placeres del que podemos disfrutar los seres humanos y a la misma vez, un gran tabú en muchas sociedades y culturas. Si en sí, hablar de sexo y sexualidad sigue generando vergüenza a muchas personas, para las mujeres, por norma general, tiene una connotación negativa que genera vergüenza.

La sexualidad femenina siempre ha estado supeditada a la sexualidad masculina. Esto quiere decir que el deseo y el placer de la mujer siempre ha existido en base al placer y deseo del hombre, sin tener en cuenta la sexualidad femenina como algo individual.

UN POCO DE HISTORIA

Desde que el mundo es mundo y basándonos en lo que cuenta la religión cristiana, desde el principio de la creación del HOMBRE, (que no mujer, ya ves en base a quién se ha escrito la historia), el sexo ha existido. Adán y Eva… ¡Ah! ¿Sabías que antes que Eva, hubo otra mujer? 

Probablemente no, porque no aparece en la mayoría de traducciones de los textos bíblicos, y en el texto original de origen hebreo, esta mujer llamada Lilith, aparece traducida como “monstruo nocturno”, “bruja nocturna”. 

¿TAN MALA FUE LILITH?

Lilith fue la primera mujer creada por Dios según se cuenta en la historia. Ella y Adán tenían relaciones sexuales, pero en las mismas, ella estaba siempre abajo y no conseguía alcanzar el placer sexual. ¿Qué hizo Lilith? Abandonó el Edén, al igual que tú abandonas una relación sexual cuando no te gusta (o eso deberíamos hacer).

Lilith decidió vivir su sexualidad en otro lugar buscando su propio placer, pero el bueno de Dios fue a rescatarla del Diablo, porque ese mal comportamiento de Lilith, era propio de algo demoniaco. Como ella se negó, Dios la castigó matando a cien de sus hijos cada día.

¿Lilith era mala? Digamos que se castigó que Lilith fuera una mujer libre que disfrutaba de su cuerpo y de su sexualidad como le apetecía.

EL PAPEL DE EVA

Fue entonces cuando Adán, que necesitaba a una mujer porque un hombre no puede estar sin mantener relaciones sexuales (nótese la ironía), Dios creó a Eva. Al contrario de Lilith, esta segunda mujer era más sumisa y su objetivo era centrarse en el placer de Adán. 

Todo iba bien hasta que apareció el árbol, la manzana y la serpiente, la cual ya sabemos que Eva probó e incitó a Adán a hacerlo. ¿Quién volvió a ser la mala? Efectivamente. Eva, mujer mala que incita al hombre (porque Adán no era adulto, necesitaba una mamá para que lo cuidara ante ciertas cosas).

Por cierto, se dice que la serpiente (también mala), era Lilith. No nos sorprende, ¿verdad?

EL ROL DE LAS MUJERES EN EL SEXO

Si te das cuenta, el rol que se nos da a las mujeres en el sexo es en base a complacer al hombre. Psicológicamente hablando, si yo me encargo de cuidar al otro, voy a tener que dejar a un lado mis necesidades. Es normal entonces, que si ya desde lo más antiguo de los tiempos, nos están contando estas historias, tengamos muy aprendido el papel que tenemos en las relaciones sexuales. Todo esto, no deja espacio para la sexualidad individual, concretamente, la sexualidad femenina.

Aquí no entra la religión, ya que esta historia puedes creerla o no. Lo central e importante es cómo se nos relata todo esto, cómo se nos enseña a complacer, a cuidar a agradar; porque fíjate qué consecuencias nos cuentan que tiene no hacerlo. Mala mujer, egoísta, manipuladora, víbora… Y la emoción asociada que lleva esto que es la maravillosa culpa.

LA CULPA COMO HERRAMIENTA DE CONTROL PATRIARCAL

Te animo a que hagas la prueba y preguntas a los hombres que tengas a tu alrededor si sienten culpa a menudo, y compara su respuesta con la tuya. ¿Casualidad que las mujeres sintamos más esta emoción?

Si desde que somos pequeñas nos indican qué cosas hacen las mujeres y nos castigan cuando nos salimos de ese marco de referencia, lo normal es que evitemos romper la norma para “encajar” y “ser lo que deberíamos”. 

Además, a esa culpa, va asociado el miedo, ya que parte de los castigos que se reciben cuando no se es una “buena mujer” es: vas a quedarte sola, a ver quién te quiere así, no vas a encontrar novio (que no novia), vas a ser la vieja de los gatos. ¿Y sabes qué? Que como desde que somos chicas nos enseñan a maternar y a gustar, nos da miedo salirnos de aquí.

¿NADIE HABLA DE SEXUALIDAD FEMENINA?

Fíjate en el repaso que hemos ido haciendo. ¿Has visto que se hable en algún momento de lo que le apetece a la mujer? ¿De sus necesidades? ¿De su sexualidad? ¿De su deseo y su placer? La sociedad patriarcal y androcentrista no da un espacio a cuestionarse si quiera, qué quiere una mujer.

¿Cómo vas a sentir y vivir tú, mujer, una sexualidad plena si todo el rato la invisibilizan? Y el problema de invisibilizar y no nombrar, es que lo que no se nombra, no existe. Sucede entonces que cuando se empieza a hablar, da vergüenza, porque es como si fuese un secreto que no hay que contar.

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SEXUALIDAD FEMENINA. APRENDE A SABER LO QUE QUIERES Y NECESITAS

Como dice Barbijaputa, “amiga, date cuenta”. Llevamos siglos siendo consideradas el segundo sexo (referencia de la gran Simone de Beauvoir), siendo invisibilizadas y sin ser tenidas en cuenta. Basta ya.

La sexualidad es una de las partes más bonitas que tenemos las personas. Poder disfrutar de placer a través de nuestro cuerpo, nos conecta a nosotras mismas y también a la otra persona cuando es una experiencia compartida.

PRIMEROS PASOS
  •  Explora tu cuerpo. Explora las diferentes partes de tu cuerpo y ve observando cuáles te hacen sentir más placer y de qué manera lo sientes. Puedes ir acariciando esas zonas, darte un masaje, enjabonarte, echarte crema… e ir viendo cómo reacciona tu cuerpo.
  • Construye tu deseo. A partir de esa exploración y descubrimiento de tus zonas erógenas o agradables en las que sientes cierto placer y comodidad, puedes ir construyendo tu deseo. El deseo sexual es todo aquello que te hace sentir placer, que te excita, que te apetece. Identifica qué cosas te gustan y te producen placer.
  • Permítete dártelo a ti misma. Puedes darte placer a ti misma de manera individual utilizando tus manos, algún juguete sexual, quizás algún lubricante si te gusta y produce deseo…
  • Pide lo que necesitas cuando estás con el/la otro/a. Si estás en una relación sexual con otra u otras personas, pide clara y abiertamente lo que necesitas. Recuerda que tu deseo y tus necesidades también son importantes. No eres menos querible o rechazable porque haya prácticas que no te gusten y te gusten otras. Comunicárselo al otro ayudará a crear un clima de confianza y seguridad desde el cual será más fácil disfrutar.

Eres valiosa, tu sexualidad también lo es. Te animo a que le des su lugar en tu vida. Permítete disfrutarte, cuidarte, estar conectada a ti y pedir lo que necesitas al compartir experiencias sexo-afectivas para poder disfrutar como te mereces.

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